lunes, 14 de junio de 2010

Lo escribí en un kleenex
Adoro cuando las portadas de los libros se quedan con marcas. Las que más me gustan son las que tienen frases enteras que alguien escribió sobre un papel sin percatarse de que sus palabras quedarían para siempre sobre ese libro. Por mucho que tire o triture el papel original un haz de luz es lo único necesario para rescatar esas palabras que un día alguien escribió.

El último libro que me han regalado está lleno de letrajos incomprensibles de frases que algún imbécil escribió sobre una servilleta en un bar.

Supongo que solo queda por decir una cosa:
Gracias Puta.

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